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28 de octubre de 2020

Las ardillas, una de las especies con mejor adaptación al cambio climático


Redacción Digital/EFE

Gracias a su capacidad de adaptación y a su supervivencia en hábitats de todo el mundo, las ardillas se han convertido en una de las especies con más posibilidades de evolucionar y sobrevivir en la crisis climática, según apunta un estudio llevado a cabo por la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Geociencias (UCM-CSIC).

La investigadora Iris Menéndez, que forma parte del proyecto, ha señalado, en declaraciones a Efe, que "las especies que habitan en varios ambientes tienen mayor capacidad para lidiar con los cambios climáticos, ya que si uno de los hábitats en los que se encuentra se reduce y fragmenta, no tiene por qué disminuir su distribución".

De esta forma, la investigación incide en que la gran clave del éxito evolutivo de animales como las ardillas se encuentra en el "grado de especialización ecológica", es decir, la capacidad de este animal "de habitar muchos o pocos ambientes", dado que tienen menos dependencia de su entorno, por lo que, según la investigadora, "pueden perdurar incluso millones de años sin haber cambios sustanciales".

En el caso particular de las ardillas, que conforman una de las familias de roedores más diversas con más de 300 especies registradas y con una distribución que las hace estar presentes en lugares dispares como las selvas húmedas o el clima helado de la tundra, cuentan con una diversificación que les concede "ventajas evolutivas".

Según Menéndez, hay otras especies con características similares como el estornino común o los gorriones, que tienen "distribuciones muy amplias", lo que no significa que no tengan "peligro de extinguirse", puesto que hay factores como la intervención del ser humano que "sigue suponiendo una gran amenaza para muchos de estos animales, porque reducimos sus poblaciones por destrucción de su hábitat y por el cambio climático que nosotros mismos estamos generando".

Las especies que están "muy restringidas climáticamente" -que están presentes solo en un determinado ambiente-, aumentan significativamente las posibilidades de extinguirse a causa de la fragmentación de su hábitat, pero, sin embargo, esta misma razón hace que existan "más opciones de generar nuevas especies".

Por eso, Menéndez ha subrayado que este fenómeno puede provocar dos efectos contrapuestos: "esta reducción de sus poblaciones puede llevar finalmente a la extinción, pero también puede generar numerosas especies distintas por aislamiento de las poblaciones, lo que impide que haya interacción entre otros grupos y, si se mantiene durante suficiente tiempo, pueden llegar a separarse en especies distintas, aunque, por supuesto, estas nuevas especies también estarán sujetas a extinguirse".

"De todos modos, la respuesta de las especies ante los cambios climáticos es compleja, puesto que una crisis climática como la actual puede suponer la pérdida de muchas especies representantes de la biodiversidad actual, incluso de un grupo tan extenso como las ardillas", ha concluido la investigadora de la Universidad Complutense.

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