En vez de perseguir abiertamente a sus presas, los carnívoros emboscadores suelen acercarse sigilosamente a estas y esperan el momento oportuno para atraparlas. Pero también han aprendido a ponerles trampas, quizá un tanto elaboradas para atraerlos, usando señuelos bastante astutos con repercusiones curiosas
Un nuevo estudio de la organización no lucrativa Panthera, que se dedica a proteger a los grandes felinos y sus hábitats en todo el mundo, ha descubierto que los pumas pueden utilizar una táctica de caza conocida como «jardín de cacería», la cual repercute directamente en la calidad de los suelos y la riqueza de la vegetación.
¿En qué consistió la investigación?
El objetivo era averiguar si la forma en que los depredadores acechan a sus presas afecta a las plantas que crecen allí, y se analizaron estos efectos a nivel del paisaje para ver si los carnívoros jugaban un papel importante en la distribución de recursos en la naturaleza. Para ello, los científicos midieron la cantidad de nitrógeno y su composición en el suelo y las plantas que rodeaban a 172 animales ungulados muertos y cazados por pumas en el Parque Nacional Yellowstone en Estados Unidos, además de tomar muestras de las plantas que crecían en estos sitios. También calcularon cuántas presas cazaron los pumas en los lugares y estimaron la probabilidad de que cazaran nuevamente en cada uno.
¿Qué descubrieron?
En promedio, las plantas que crecieron en lugares donde se cazó a las presas tuvieron un aumento en su contenido de nitrógeno, lo cual fue más grande que la variación natural en otras plantas locales. Según cálculos, los pumas que vivían en la zona estudiada contribuyeron anualmente con una gran cantidad de restos de animales para fertilizar; una docena de pumas pueden producir más de 100,000 kilos de carroña por año, una masa equivalente a la del animal más grande del mundo, la ballena azul. Durante una vida útil de nueve años, se estimó que cada puma puede crear aproximadamente 482 puntos temporales de caza, con un suelo rico en nutrientes.
Los cambios en el ambiente ocasionados como efecto secundario de la cacería, influyen en el lugar donde los ungulados, como los alces, se congregan y se alimentan, dada su preferencia por alimentos ricos en nitrógeno. Debido a que los pumas cazan solo en áreas seleccionadas que les brindan una ventaja, se crean estos puntos críticos ricos en nutrientes que pueden continuar como un ciclo. Estas zonas serán sus ‘jardines de cacería’, a los cuales podrán acudir con la certeza de encontrar nuevas presas, atraídas por la riqueza de las plantas que allí crecen, sin saber que es un lugar peligroso.
Los investigadores encontraron que es más probable que los pumas cacen en hábitats donde se encuentran copas de árboles altos, con bajas elevaciones, pendientes más empinadas y áreas cercanas a los bordes de los bosques, caminos y arroyos. En orden, la preferencia del puma por el hábitat de caza incluía bosque caducifolio, bosque mixto, pastizal, estepa arbustiva y terreno ribereño.
¿Qué han descubierto de los pumas?
A diferencia de otros carnívoros como los lobos grises que descuartizan sus presas, los pumas mantienen la carroña intacta y experimentan altos niveles de cleptoparasitismo o robo de sus presas. Esto da como resultado que estos felinos contribuyan con una cantidad desproporcionada de alimentos a otros animales salvajes, ya que los pumas consumen aproximadamente un tercio del peso total de sus presas, en promedio, y el resto sustenta a diversos carroñeros, flora y fauna.
Los pumas se encuentran en 28 países de América, y se cree que están disminuyendo en general. La especie es esquiva y, a menudo, se caracteriza erróneamente como un depredador solitario y vicioso, lo que lleva a la persecución y alimenta el conflicto entre humanos y pumas. Están amenazados por la pérdida de hábitat, la mortalidad en las carreteras y las enfermedades; algunas poblaciones se ven más afectadas por la caza legal. Aunado a esto se encuentra la caza ilegal, que incluye la matanza por parte de ganaderos.
Los resultados del estudio encabezado por la doctora Dra. Michelle Peziol, de la Escuela del Medio Ambiente de la Universidad Estatal de Washington, patrocinado por la ONG Panthera, fue publicado por la revista de revisión por pares Landscape Ecology el 27 de marzo de 2023, con el título «La alimentación de grandes carnívoros contribuye a la heterogeneidad en el ciclo de nutrientes».
Fuente: elciudadano.com
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