10 de mayo de 2023

Pruebas de que humanos migraron de China a América en la Edad de Hielo




ADN mitocondrial ha permitido rastrear un linaje femenino desde el norte de la China costera hasta las Américas y revelado evidencias de al menos dos migraciones humanas en la Edad de Hielo.




Integrando ADN mitocondrial contemporáneo y antiguo, un estudio publicado en Cell Reports halló pruebas de al menos dos migraciones: una durante la última glaciación y otra durante el posterior periodo de deshielo. Más o menos al mismo tiempo que la segunda migración, otra rama del mismo linaje emigró a Japón, lo que podría explicar las similitudes arqueológicas paleolíticas entre América, China y Japón.

«La ascendencia asiática de los nativos americanos es más complicada de lo que se había indicado hasta ahora –afirma el primer autor Yu-Chun Li, antropólogo molecular de la Academia China de Ciencias–. Además de las fuentes ancestrales descritas previamente en Siberia, Australo-Melanesia y el Sudeste Asiático, demostramos que la costa norte de China también contribuyó al acervo genético de los nativos americanos».

Aunque durante mucho tiempo se supuso que los nativos americanos descendían de siberianos que cruzaron el efímero puente terrestre del estrecho de Bering, pruebas genéticas, geológicas y arqueológicas más recientes sugieren que múltiples oleadas de humanos viajaron a América desde diversas partes de Eurasia.

Para arrojar luz sobre la historia de los nativos americanos en Asia, un equipo de investigadores de la Academia China de las Ciencias siguió el rastro de un linaje ancestral que podría vincular a poblaciones de la era paleolítica de Asia Oriental con poblaciones fundadoras de Chile, Perú, Bolivia, Brasil, Ecuador, México y California. El linaje en cuestión está presente en el ADN mitocondrial, que puede utilizarse para rastrear el parentesco a través de la línea femenina.

Los investigadores analizaron más de 100.000 muestras de ADN contemporáneas y 15.000 antiguas de toda Eurasia para identificar finalmente a 216 individuos contemporáneos y 39 antiguos pertenecientes al raro linaje.

Comparando las mutaciones acumuladas, las ubicaciones geográficas y la edad fechada por el carbono de cada uno de estos individuos, los investigadores pudieron trazar la ruta de ramificación del linaje. Identificaron dos episodios migratorios desde la costa septentrional de China hasta América y, en ambos casos, creen que los viajeros probablemente atracaron en América a través de la costa del Pacífico en lugar de cruzar el corredor interior libre de hielo (que no se habría abierto en aquella época).

La primera oleada se produjo hace entre 19.500 y 26.000 años, durante el Último Máximo Glacial, cuando la capa de hielo era más densa y las condiciones en el norte de China eran probablemente inhóspitas para los humanos.

La segunda ocurrió durante la posterior deglaciación o periodo de deshielo, hace entre 19.000 y 11.500 años. En esta época se produjo un rápido aumento de la población humana, probablemente debido a la mejora del clima, que pudo impulsar la expansión hacia otras regiones geográficas.

Los investigadores también descubrieron un vínculo genético inesperado entre los nativos americanos y los japoneses. Durante el periodo de deglaciación, otro grupo se separó de la costa norte de China y viajó a Japón. «Nos sorprendió descubrir que esta fuente ancestral también contribuyó al acervo genético japonés, especialmente de los indígenas ainus», reconoce Li.

Este descubrimiento ayuda a explicar las similitudes arqueológicas entre los pueblos paleolíticos de China, Japón y América. En concreto, las tres regiones comparten similitudes en la forma de fabricar puntas de proyectil con vástago para puntas de flecha y lanzas.

«Esto sugiere que la conexión del Pleistoceno entre América, China y Japón no se limitaba a la cultura, sino también a la genética», apunta el autor principal, Qing-Peng Kong, genetista evolutivo de la Academia China de Ciencias.

Aunque el estudio se centró en el ADN mitocondrial, las pruebas complementarias del ADN cromosómico Y sugieren que los antepasados masculinos de los nativos americanos también vivieron en el norte de China aproximadamente en la misma época que estas antepasadas femeninas.

Este estudio añade otra pieza al rompecabezas que es la ascendencia de los nativos americanos, pero muchos otros elementos siguen sin estar claros. «Los orígenes de varios grupos fundadores siguen siendo imprecisos o controvertidos –afirma Kong–.»Ahora planeamos recopilar e investigar más linajes euroasiáticos para obtener una imagen más completa sobre el origen de los nativos americanos».

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Fuente: notimerica.com

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