La Inteligencia Artificial (IA) ha permitido que diversas innovaciones tecnológicas tengan funciones equiparables a las de sus creadores
La llegada de la Inteligencia Artificial (IA) ha permitido que no sólo los robots, sino diversos tipos de tecnología sean dotados con capacidades similares a las que tienen los humanos, pudiendo incluso contribuir en la realización de distintas tareas diarias de una manera más eficaz a partir de comportamientos e interacciones, lo que favorece la en la disminución de los errores.
Pero hasta ahora todos estos sistemas estaban centrados en funciones específicas como la recepción de información para la entrega de un producto o incluso la posibilidad de entablar una charla, sin embargo, se habían dado a la tarea de crear un cerebro artificial con la capacidad de aprender como uno real, lo que abre una nueva parte en la ciencia y la tecnología.
¿Cómo funciona el cerebro artificial capaz de aprender?
Esta creación partió del hecho de que hasta ahora todos los modelos de IA eran simplemente ejecutores que se encontraban dotados de bases de datos, sin que hubiera la posibilidad de la adquisición de conocimientos, por lo que un grupo de investigadores expertos en nanotecnología y neurología encontraron la manera de que esto sucediera de una manera distinta.
Para poder lograr un funcionamiento similar al de los cerebros de los seres humanos se recurrió a sustituir la red de neuronas por una serie de nanocables organizados en secuencias de memoria con nano-redes neuromórficas, con la capacidad de procesar la información de la misma manera que lo hacemos las personas, trabajo dirigido por Ruomin Zhu que ya fue publicado en la revista Nature.
Dicho funcionamiento destaca debido a que, a diferencia de los sistemas habituales de informática, este tiene la capacidad de gestionar la información como lo hacen los seres humanos, pues incluso el sistema de nanocables puede autoensamblarse para poder procesar y almacenar la información mediante estructuras metálicas, específicamente de selenio mediante una reducción hidrotérmica con nitrato de plata en forma de red.
Cerebros artificiales, ¿un beneficio para la ciencia?
Como era de esperarse, el trabajo ya generó algunos debates al respecto, pues si bien diversas voces apuntaron que este hallazgo podría traer beneficios notables para el desarrollo de la ciencia y la tecnología, también deben ponerse sobre la mesa una serie de cuestiones sobre la ética sobre el seguir o no en la creación y desarrollo de este tipo de descubrimientos a futuro.
Y es que uno de los aspectos que llamó la atención es que no se tenga una explicación certera de por qué funciona así su creación, pues afirman que es la primera vez que se estudia algo de este tipo, por lo que incluso el logro alcanzado es considerado como inédito, pudiendo revolucionar el mundo de la informática, además de cambiar la manera respecto en que se trabaja con esta tecnología.
Finalmente, otro cuestionamiento y quizá la más relevante gira en torno a conocer la forma en cómo piensan los sistemas tecnológicos, pues hasta ahora es un campo sin explorar, por lo que un conflicto que se puede enfrentar es comprender como funciona, pues las pruebas sólo se centraron en poner patrones de dígitos que el cerebro fue capaz de interpretar y almacenar desde lo simple hasta lo complejo.
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Fuente: elsoldepuebla.com.mx
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